13 noviembre, 2008

Sin nada mejor que hacer

Terminada la primera bufanda, y ya completamente enamorada del telar, decidí que era la cosa más maravillosa después de internet y el café con leche, por lo que, ¿por qué no? podría hacer una bufanda más...

Viendo a mi alrededor la absoluta ausencia de estambre con el cuál comenzar, noté que desde hace mucho tiempo tenía una prenda que no utilizaba: un juego de capa y boina, y la capa con un tejido muy abierto. Como me parecía extremadamente dificil de usar, ya que cuando me la ponía se atoraba con todo... ¡adivinaron! La deshice. :)

Así conseguí una gran bola de estambre, y el mejor incentivo para terminar una segunda bufanda: ¡evitar el sendo regaño de mi señora madre cuando se enterara de lo que hice!

Y ahí comenzaron los problemas: ¿Cómo hacerla? ¿qué diseño utilizar? ¿me alcanzaría el estambre?

Tras algunas pruebas, y 3 o 4 comienzos falsos, por fin dí con un diseño que me permitiría maximizar el tamaño de la bufanda sin gastar tanto estambre, además de conservar el carácter suave y airoso de la primer prenda... ¡el resultado realmente me agradó!

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